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Estofados, Salchichas Financieras & Soluciones

Lo que tiene que afrontar el ahorrador conservador europeo, y sus futuras pensiones con pirámides demográficas invertidas, se podría describir como una terrible pesadilla pero no sería correcto porque no es un sueño. Tipos de interés en Suiza al -0,75%, bono alemán a 30 años al – 0,22% y 17 millones de millones de activos de renta fija con tasas negativas, son datos reales como la vida misma.

10 de septiembre de 2019

La paciencia ya no es la madre de la ciencia en este campo. Si se opta por comprar la deuda de países de alta calidad crediticia, hay que hacerlo en ocasiones a más de 50 años para aspirar a lograr rentabilidad positiva a vencimiento. El BCE sigue incrementando el coste por depositar dinero en Frankfurt, y con ello, se acerca cada vez más la posibilidad de que las entidades financieras nos cobren a los ciudadanos por tener el dinero en el banco. Ya ocurre en tierras helvéticas, bastaría con resucitar las comisiones de mantenimiento o custodia, y no debería ser consuelo ilusionarse con que nos podrían llegar a pagar por tener una hipoteca (como sucede hoy en día en Dinamarca pero que la Ley no permite en España). Por supuesto que sería una creativa medida para estimular la economía, y sería el sueño de todo político populista, pero nos haría todavía más vulnerables a futuras frituras fiscales. Se podría incentivar que nos convirtamos en hámsteres laborales, endeudados de por vida, y con el acceso a la vivienda Uberizado. Gastronómicamente estamos ante un panorama en el que alimentarse a base de verdura hervida europea (con o sin BREXIT) engorda más que las riquísimas tartas uruguayas de dulce de leche casero. Y donde el cardiólogo te invita a comer torreznos sin límite, porque así te haces un fijo en su consulta, y le necesitas más que nunca. El mundo al revés.

Uno de los productos más útiles para cocinar una solución a todo lo anterior está en los supermercados americanos. El 90% de todos los bonos estadounidense todavía ofrece tipos de interés positivos y, por extraño que parezca, la deuda inmobiliaria residencial norteamericana (RMBS) es el ingrediente que mejor equilibra la dieta del inversor conservador. Va a ser la carne, las proteínas que necesitan los que no gusten del alto riesgo en renta fija, para paliar la situación. Puede parecer un producto nicho, diseñado para paladares gourmet, pero es una visión errónea muy extendida en Europa. El mercado de MBS en US es 6 veces más grade que el PIB de España, 10 veces el tamaño del mercado de la Renta Fija Emergente Hard Currency y más de 20 veces más grande que el de bonos convertibles. Además permite combinar activos 100% respaldados por los Estados Unidos y otros con riesgo crediticio.

La receta de hoy consiste en invertir en fondos de préstamos hipotecarios mayoritariamente de personas que tienen ya en propiedad un porcentaje significativo de la casa, que no dejaron de pagar ni un solo mes durante toda la crisis Subprime, y cuyas propiedades han visto dispararse sus precios desde 2009, permitiendo ahora cualquier tipo de refinanciación. Si además se hace de manera tremendamente diversificada, en un país con demografía sólida (2.2 hijos), que construye actualmente 520.000 casas (necesitando 600.000 anualmente) y donde los millenians han empezado a comprar vivienda sin existir un stock de inmuebles vacíos, pues tenemos ante nosotros un plato con mucho fundamento. Además es una comida que, como el vino, mejora con el paso del tiempo y que permite variantes para poder sacar partido de las bajas y subidas de tipos de interés, o adaptarse a las ganas o reticencias que tengan los estadounidenses a prepagar la hipoteca.

Al invertir en RMBS hay que mirar la composición, buscar productos con duraciones moderadas y aprender a distinguir entre CMOs (trozos de carne), CDOs (perritos calientes o Hot dogs) y CDO2 (salchichas con la cara de Mickey Mouse). Cierto que todo es deuda hipotecaria (o carne si estamos cocinando) pero a nadie se le escapa que las calidades son diferentes y que es preferible saber bien lo que te comes. Los bancos, cuando necesitan seguir creciendo, venden hipotecas. Como ocurre con los tipos de carne, los hay mejores y peores, más y menos atractivos a la vista. Con los malos se hace carne picada, mezclando proveedores de muchos lugares dispersos esperando así, para que si alguno sale rana, se reduzca el riesgo de intoxicación. Esto es un CDO, al que se le suele añadir apalancamiento (o potenciadores del sabor) que incentiva un consumo en ocasiones abusivo y, como en todo, hay que hacer matices ya sean estos hot dogs con salchichas de Frankfurt Premium o con algunas otras variantes que dan miedo y nadan en líquidos sospechosamente recalentados. Con las sobras de lo peor de todo lo anterior, se pueden volver a pasar por la picadora, añadiendo edulcorantes sin límite y disparando el apalancamiento, y entonces entramos en el mencionado campo de los CDO2. Salvo que el mundo sea un lugar feliz y tranquilo, si un particular se atreve a darle un bocado a uno de ellos, conviene que esté cerca de un cuarto de baño. Es ahí donde estuvo el epicentro de la crisis crediticia y no en el solomillo de ternera Bio.

El alimento rico y nutritivo a considerar para nuestra dieta equilibrada es un buen estofado de ternera residencial hipotecaria de origen estadounidense y, a estas alturas del ciclo económico, casi mejor dejar para otra ocasión cualquier variante con colores y formas que la naturaleza no da o ingerir salchichas financieras que contengan préstamos de locales comerciales o con alto contenido en créditos de consumo apalancados. No es fácil convencer a una vegano que coma carne, pero si lo prefieren digamos que los RMBS de calidad son como el tofu con un alto contenido proteico, que mejorará su salud financiera. Si quieren lo consumen en dólares, porque guste o no el billete verde reduce el riesgo de infarto si se acelera el ritmo cardiaco de los mercados, y si prefieren también hay disponibles fondos con coberturas de divisa que llevan protectores de estómago incorporados. Caros, y no sacian si tenemos mucha hambre de rentabilidad, pero funcionan.

Buen provecho financiero.

Juan Ramón Caridad, CAIA, MFIA
Managing Director y Head Iberia & Latin America & Director del Master de Finanzas MFIA


En colaboración con El Economista

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